Hace poco o quizás no tan poco, según leas estas líneas, Facebook me recordó una historia que inspiró mi vida en Cristo Jesús y me motivó a servirle con todas mis fuerzas. Es la historia de la hermana Gloria Rodríguez, una mujer de 73 años con insuficiencia cardiaca, miembro de una iglesia que Dios me permitió pastorear junto con mi esposa, y que por esas cosas de Dios vivía sola en una gran casa llena de animales, flores y árboles frutales, entre los que destacaban sus deliciosas mangas, las toronjas que llegaban a pesar muchas veces hasta dos kilogramos, y su orgullo, una vid que se descolgaba por un costado de la casa, cargada de dulces uvas. Era una delicia sentarse a esperar su rico café mientras la veías conversar con un hermoso colibrí que revoloteaba junto a su ventana disfrutando del néctar de sus amadas flores. Nunca estoy sola me decía, Chester; su robusto Golden Retriever; y mis animalitos me acompañan, per...